Respeto y admiración
Gracias al pueblo llano y simple que me proporcionó el caudal inagotable de su sabiduría para enriquecer mi trabajo. Ese pueblo me enseñó que la tierra está para acariciarla; unos, acariciándola sacan trigo, mientras nosotros acariciándola extraemos su música. Pisoteándola y humillándola no produce ni música ni espigas.
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